¿Existe la depresión infantil?

Editado por Margarita Marquès el 17/04/2023

Durante un largo periodo de tiempo la comunidad científica, sostenía que la depresión infantil no existía (coincidiendo con la poca importancia que se le daba a la salud mental de los más pequeños. No fue hasta 1975 cuando la depresión infantil fue aceptada como entidad psicopatológica).
 

Se trata de una situación afectiva de tristeza mayor en intensidad y duración que ocurre en un niño, y los síntomas tienen que estar presentes al menos dos semanas como mínimo.

 

Uno de los síntomas de la depresión infantil es la baja autoestima

 

¿Cuáles son los síntomas de depresión infantil?

  • Tristeza.
  • Irritabilidad.
  • Anhedonía o pérdida de placer: dejar de hacer lo que le gustaba, porque no le causa placer, no lo disfruta.
  • Llanto fácil.
  • Falta de sentido del humor.
  • Sentimientos de no ser querido.
  • Baja autoestima.
  • Aislamiento social.
  • Cambios en el sueño.
  • Cambios en el apetito y peso.
  • Hiperactividad.
  • Disforia (tristeza, ansiedad, inquietud).
  • Ideación suicida.
  • Quejas somáticas.
     

¿Cuál es el origen de la depresión?

Existen varios marcos teóricos:

  • Psicodinámico: pérdida de la autoestima (del yo según Freud).
  • Conductual: ausencia de refuerzos, deficiencia de habilidades sociales y sucesos negativos ocurridos en la vida del niño.
  • Biológico: por una disminución de la actividad de la serotonina (neurotransmisor cerebral) y por efecto de la herencia (depresión endógena).
  • Cognitiva conductual: la existencia de juicios negativos. La depresión aparecería por el cómo el niño interpreta la realidad que le rodea, desembocando en distorsiones cognitivas, todo ello da lugar a la conocida tríada cognitiva de la depresión (valoración negativa del niño sobre sí mismo: “No me sale nada bien”, valoración negativa sobre el mundo: “Nadie me comprende”; y valoración negativa sobre el futuro: “Nunca volveré a ser feliz”).
     

En la actualidad, más bien se admite una compleja interacción de distintos factores tanto biológico como social.
 

Es necesario que se dé una cierta vulnerabilidad personal, familiar, y ambiental que combinadas dan lugar a la conducta desadaptada.

 

¿Qué errores cognitivos se dan con más frecuencia en la depresión?

  • Generalización excesiva: como su propio nombre indica, exageramos un acontecimiento en forma negativa (“Siempre me tratan mal”).
  • Pensamiento polarizado: es el todo o el nada. Por ejemplo: “Nunca logro mis objetivos”. No es un pensamiento lógico y genera emociones negativas.
  • Catastrofismo: adivino lo que va a pasar y va a ser malo “Seguro que suspendo el examen”. Este pensamiento lo tienen las personas ansiosas.
  • Lectura de pensamiento: “Me miran mucho porque me están criticando”.
  • Magnificación o minimización: me focalizo en las cosas que confirman mis temores. Por ejemplo, a lo mejor una persona es siempre amable conmigo, pero si un día no lo ha sido yo me acojo a eso, porque es la parte que toca y no importa las 20 veces que fue amable.
  • Los debería (lo hacemos todos): “Yo debería sacar 10 en todos los exámenes” se debería cambiar por “Me gustaría”.
  • Autoinculpación: es culpa excesiva, atribuirnos todo lo malo que sucede, pero todo no depende de nosotros.

 

¿Cómo pueden ayudar al niño sus padres?

  • Autoestima baja: elogiar al niño frecuentemente con sinceridad, acentúe lo positivo, de una manera comprensiva ponga en tela de juicio las críticas de su niño hacia sí mismo.
  • Estabilidad familiar: mantener una rutina y disminuir los cambios en asuntos familiares; comente acerca de los cambios con anticipación para reducir las preocupaciones.
  • Pérdida de interés y tristeza: preparar una actividad interesante al día, planificar acontecimientos especiales, comentar temas agradables.
  • Apetito y problemas de peso: no lo obligue a comer, prepare sus comidas favoritas, haga que la hora de comer sea algo placentero.
  • Dificultades para dormir: mantener un horario constante para dormir, participar en actividades relajantes como escuchar música suave, contar un cuento para que termine el día con una nota positiva.
  • Agitación e inquietud: cambiar las actividades que causan agitación y enseñarle técnicas de relajación, un masaje puede ayudar.
  • Comportamientos agresivos e ira: rechazar la conducta agresiva de una forma amable pero firme, estimular al niño a expresar sus sentimientos de ira apropiadamente y no reaccionar con ira.
  • Pensamientos suicidas: esté alerta a las señales de suicidio, buscar ayuda profesional inmediatamente.

 

¿Qué influencia tiene la familia en la depresión infantil?

La familia es el entorno más inmediato del niño dónde, de cero a tres años, desarrolla todos los elementos básicos: lenguaje, afectos, hábitos, motivaciones, etc.
 

El apego con el que la madre y el hijo se imprentan mutuamente es el canal de una adecuada integración social y personal del niño. Los apegos inseguros se han relacionado con todo tipo de problemas de conducta y también con la depresión, así como el apego seguro sería la meta ideal de prevención. Asimismo, la depresión materna parece claramente definida como uno de los factores de riesgo para darse la depresión.
 

Es muy importante para el niño las buenas relaciones con sus padres. También la posición que ocupa el niño dentro de su familia, se ha estudiado que la posición intermedia de hermanos es más vulnerable a desarrollar trastornos de tipo emocional.
 

Los padres deben prestar atención a la construcción de una adecuada autoestima y autoeficacia en el menor, así como incentivar en ellos la capacidad de afrontamiento y el manejo adecuado de la frustración, todo ello constituye la prevención primaria de la depresión infantil.

 

¿Cómo influye la escuela en la depresión?

Sabemos que la localización precoz de cualquier deficiencia de aprendizaje en un niño y su pronta solución es imprescindible para lograr una situación de progreso normal y aceptable, eliminando así la posibilidad de trastornos afectivos que conlleven a la aparición de depresión infantil.
 

¿Hay alguna diferencia entre la depresión de un niño y la de un adolescente?

En niños más jóvenes habría más síntomas somáticos como agitación, ansiedad y temores, mientras que los adolescentes manifiestan más conductas antisociales e inclinación al debate y a la argumentación y a demostrar inquietud e irritabilidad.

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