Estudios de sueño: qué tipos existen y qué nos aportan

Editado por Marga Marquès Gener el 30/11/2024

La Medicina del Sueño engloba diversos trastornos que ocurren cuando nos encontramos dormidos. Algunos de los más destacados por su frecuencia son el insomnio, ronquido, apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, trastornos de conducta durante el sueño, sonambulismo, terrores nocturnos, trastornos del ritmo circadiano y un muy largo etcétera.

 

Para diagnosticarlos los médicos tenemos diversas herramientas. La primera y la más importante es la historia clínica. La historia clínica se refiere a la entrevista con el paciente, en la cual el médico puede preguntar distintos síntomas para tratar de enfocar el problema por el que consulta el paciente.

 

En muchas ocasiones, en los trastornos del sueño, puede resultar muy útil contar con el testimonio de acompañantes y familiares, que puedan aportar información sobre qué ocurre durante el sueño.

 

También es fundamental conocer el tratamiento que toma el paciente, los antecedentes de otras patologías relevantes, o los tratamientos anteriores recibidos. En medicina del sueño también debemos indagar sobre hábitos de vida, horarios, tipo de trabajo y horarios de trabajo, presencia o ausencia de viajes frecuentes, realización de ejercicio físico, tipo de dieta y demás, para valorar si existen factores externos que puedan afectar al normal descanso.

 

En segundo lugar, tenemos los estudios de sueño, la herramienta mediante la cual se pueden objetivar diversas alteraciones y permitir llegar al diagnóstico en ciertos casos.

 

Los estudios de sueño permiten objetivar diversas
alteraciones, llegando al diagnóstico en ciertos casos

 

¿Conoces qué tipos de estudios de sueño se pueden realizar y qué nos permiten valorar a los médicos?

  • Polisomnografía

Es un tipo de estudio en el cual la persona debe quedarse a pasar una noche en el centro para poder ser monitorizado a lo largo de su sueño. Se colocan diferentes sensores para registrar la actividad cerebral, respiratoria, cardiaca y los movimientos corporales. Se pueden realizar registros más o menos complejos en función de la patología sospechada.

 

Es un tipo de prueba que actualmente se reserva para pacientes con sospecha de epilepsia, trastornos del comportamiento durante el sueño, movimientos anormales mientras se duerme o pacientes complejos que requieran una estrecha monitorización.

 

  • Estudios de sueño domiciliarios

Se trata de estudios en los cuales al paciente se le entrega un dispositivo que se llevará a su domicilio para usar mientras duerme y así poder monitorizar su sueño. Se le explicará en consulta cómo colocarlo adecuadamente para que el registro sea correcto. Los dispositivos actuales son sencillos e intuitivos en cuanto al montaje y no interfieren con el normal descanso de la persona, lo que hace que el estudio sea muy representativo de la actividad nocturna habitual del paciente.

 

Actualmente, existen dispositivos de registro domiciliario que permiten medir la actividad respiratoria y cardiaca, la presencia de movimiento, la postura del paciente y los ronquidos, y que además permiten obtener datos acerca de las fases de sueño (arquitectura del sueño). Son sistemas de electrónica médica que precisan de experiencia y conocimiento a la hora de poder interpretar correctamente los resultados obtenidos, por lo que el doctor/a que tenga esta labor debe haber sido rigurosamente formado en este campo.

 

El avance de la tecnología permite que este tipo de dispositivos sean cada vez más utilizados y más precisos en sus mediciones. Aportan además gran comodidad al paciente, que no debe salir de su zona de sueño habitual, y evita desplazamientos y demoras. Tener experiencia con estos registros es un plus que cada vez es mejor valorado por médicos y pacientes.

 

  • Registros de ritmo circadiano

Se trata de dispositivos médicos que permiten recoger información acerca del ritmo circadiano de la persona. Consisten habitualmente en un reloj de pulsera que el paciente debe llevar durante una semana generalmente. Este dispositivo médico recoge información de manera continua acerca de movimiento, exposición a la luz y temperatura corporal, trasladándose después estos datos a representaciones gráficas de nuestro reloj biológico o ritmo circadiano. Son estudios cómodos para el paciente y que aportan información de gran valor al médico acerca de qué medidas no farmacológicas se pueden implementar con el fin de regular nuestro propio reloj biológico y, con ello, mejorar o curar un trastorno del sueño.

 

La realización de un tipo de estudio de sueño u otro dependerá de la sospecha diagnóstica que tenga el médico, en función de los síntomas referidos. La buena elección del mismo es sumamente importante, como también lo es su adecuada interpretación.

 

Llegar al diagnóstico causal del problema es imprescindible, para poder así buscar una solución que resulte curativa, esto es extensible a todos los trastornos del sueño. Desafortunadamente aún existen muchas personas con tratamientos farmacológicos, hipnóticos fundamentalmente, empleados para tratar el insomnio, sin haber realizado ninguna valoración exhaustiva de este problema tan habitual. En este caso los fármacos lejos de ser una solución pueden volverse un problema más a sumar al estado de esa persona.

 

Valorar detenidamente al paciente, plantear los posibles diagnósticos y realizar las pruebas precisas llevará al diagnóstico correcto. Sin un diagnóstico correcto no se puede hablar de un tratamiento acertado. Disponer de las herramientas y de los conocimientos para llevar a cabo un buen estudio de sueño es clave en la medicina del sueño actual.

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