Estenosis carotídea: los riesgos del estrechamiento de las arterias
La estenosis carotídea es el estrechamiento u oclusión de las arterias ubicadas en cada lado del cuello. Se produce por la acumulación de placa grasa (placa ateromatosa) en el interior de la arteria, lo que disminuye u obstruye el flujo sanguíneo hacia la cabeza y el cerebro.
Es una patología que en sus estadios iniciales es asintomática. Sin embargo, en los casos más avanzados de la enfermedad, genera visión borrosa, ceguera de un ojo, mareos, desmayos y otros síntomas neurológicos. Se debe a la disminución del flujo sanguíneo o al desprenderse pequeños fragmentos de placa ateromatosa. En casos extremos puede generar episodios de Ictus.
El tratamiento de la estenosis carotídea
El tratamiento adecuado para esta enfermedad es la cirugía, llamada endarterectomía. Está indicada en los casos de estenosis severa o, independientemente del grado, que esté produciendo síntomas.
Existen otras alternativas terapéuticas, como el tratamiento endovascular mediante implante de stent en la arteria carótida afectada. Sin embargo, la elección de la técnica, ya sea endovascular o cirugía abierta, debe ser individualiza según las características de cada paciente.
En los casos leves o asintomáticos se aconseja tratamiento conservador, que consiste en tratamiento farmacológico y cambios en estilo de vida, con el objetivo de frenar la progresión de la placa ateromatosa.
Es imprescindible el seguimiento periódico mediante valoración con un especialista en Patología Vascular.
En caso de no tratar una estenosis carotídea, la placa ateromatosa puede progresar y con ello reducir e incluso llegar a obstruir el flujo sanguíneo hacia la cabeza y el cerebro.
¿Cómo prevenir la estenosis carotídea?
En algunas ocasiones, sí se puede prevenir. Para ello se deben controlar los factores de riesgo: mantener buen control de la tensión arterial, la diabetes y los niveles de colesterol, regular el peso, eliminar el consumo de tabaco, seguir una dieta saludable y realizar actividad física. Esto es fundamental para evitar la formación y/o crecimiento de la placa ateromatosa.