Ecografía digestiva: una prueba inocua que debería formar parte del chequeo médico
Una ecografía se trata de una prueba que, mediante el uso de ultrasonidos que atraviesan el abdomen y el estudio de los ecos que estos ultrasonidos producen al atravesar órganos y vísceras, se traducen en imágenes en una pantalla que permite ver estos órganos.
Los primeros ecógrafos comenzaron a utilizarse en medicina en el año 1957, y desde entonces no han parado de desarrollarse.
¿Cuándo se recomienda hacer una ecografía digestiva?
La ecografía digestiva debería ser el primer paso a la hora de estudiar cualquier patología abdominal, ya que se trata de una prueba totalmente inocua para el paciente, que es barata y no se trata de una prueba muy compleja.
La ecografía digestiva debería ser una prueba más en los chequeos médicos habituales.
¿Qué se puede ver con una ecografía digestiva abdominal?
Con una ecografía digestiva abdominal se pueden ver todas las vísceras del abdomen, especialmente el páncreas, el hígado, las vías biliares, los riñones, los grandes vasos sanguíneos del abdomen y las asas intestinales.
¿Quién debería someterse a una ecografía digestiva?
Como se ha comentado con anterioridad, al tratarse de una prueba totalmente inocua para el paciente, que se puede hacer muchas veces y que no requiere una complejidad excesiva, debería estar incluida en los chequeos médicos rutinarios.
¿Qué ventajas tiene la ecografía digestiva con respecto a otras técnicas?
Al tratarse de una prueba totalmente inocua y poco compleja hace que la ecografía digestiva sea una técnica rutinaria, especialmente en patologías hepato-biliares o renales, donde su capacidad diagnóstica es muy elevada.
Si desea más información, consulte con un médico de familia.