Día Mundial del Párkinson
Desde hace 24 años, cada 11 de abril se celebra el Día Mundial del Párkinson en conmemoración al doctor británico James Parkinson, quien describió por primera vez la enfermedad.
El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa en frecuencia después de la enfermedad de Alzheimer y, a pesar de su elevada incidencia, el tratamiento actual es casi exclusivamente sintomático.
El Dr. Campos Arillo, destacado especialista en Neurología y referente en el campo de los trastornos del movimiento, señala que los pacientes con un diagnóstico de párkinson son conscientes de las consecuencias de la degeneración de la sustancia nigra (una sustancia cerebral relacionada con el movimiento) y sus conexiones, desarrollando una serie de síntomas stípticos como: lentitud, temblor y rigidez, entre otros.
Diversas investigaciones indican que las enfermedades neurológicas son actualmente la principal causa de discapacidad
A todo esto, el doctor apunta a que todavía se desconocen las causas de esta enfermedad, aunque sugiere que probablemente se deba a la relación entre factores externos (tóxicos, infecciosos y ambientales) e internos (estrés y ansiedad). Además, la edad y la predisposición genética del paciente también son elementos a tener en cuenta, ya que en España solo uno de cada 10 casos nuevos diagnosticados tiene menos de 50 años.
Temblor, depresión o trastornos de control de impulsos son algunos de los síntomas de la enfermedad de Parkinson
Para diferenciar el párkinson de otras enfermedades con síntomas similares, el Dr. Campos Arillo indica que existen parámetros clínicos que ayudan a orientar al especialista médico en su diagnóstico y que, en casos controvertidos, también puede recurrirse a exploraciones de neuroimagen funcional.
Algunos de los síntomas y signos más evidentes que caracterizan a la enfermedad son la rigidez y lentitud, seguidos del temblor de reposo y a veces inestabilidad, puntualiza el especialista. Son los conocidos como “síntomas motores”.
La depresión, el trastorno del sueño, el control de los impulsos y de la cognición forman parte de los denominados “síntomas no motores” y son secundarios y tardíos.
En cuanto al abordaje terapéutico de la enfermedad, a día de hoy el tratamiento es prácticamente sintomático, es decir, va dirigido exclusivamente a mejorar los síntomas. Según el neurólogo, es sumamente eficaz y suelen alcanzarse los objetivos de forma adecuada y de forma duradera en el tiempo.
¿Es posible encontrar una cura definitiva para acabar con la enfermedad?
Para el doctor, está en nuestra mano mejorar la influencia de los factores externos e internos asociados al párkinson, pero reconoce que la dificultad para acabar con la enfermedad radica en las bases genéticas y el envejecimiento.
Indudablemente, un buen conocimiento y un precoz tratamiento sintomático mejorarán la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes. Quizá en el futuro sea posible actuar sobre genes anómalos y/o eliminar acúmulos de proteínas dañinas, pero a día de hoy esta práctica solo es posible en el ámbito de la investigación y experimentación.