Deformidades de los dedos de los pies
Existen varias deformidades que pueden afectar a los dedos de los pies. Exceptuando el dedo gordo del pie (hallux), el resto de los dedos poseen tres huesos o falanges, denominados dedos trifalángicos, así como sus correspondientes dos articulaciones entre ellas. Estos dedos articulados, se mueven por la acción de los tendones flexores y extensores de los dedos del pie.
Un desequilibrio entre estos tendones flexores y extensores produce desviaciones en las articulaciones, que a largo plazo, conducen a deformidades como los dedos en garra y en martillo.
En los dedos en garra se produce una flexión excesiva en las dos articulaciones de los dedos. En cambio, en los , esta desviación se centra más en la segunda articulación interfalángica.
Inicialmente, ambas deformidades son corregibles mediante manipulación externa. Aun así, con el tiempo, estas deformidades suelen evolucionar hacia la rigidez y cuando esto ocurre ya no es posible solucionar la deformidad.
¿Qué riesgos pueden conllevar para la salud de la persona?
Las deformidades de los dedos de los pies pueden causar importantes molestias, como problemas de ulceraciones en la piel de los dedos e incluso en la uñas por excesiva presión del pie dentro del calzado.
Tratamiento para corregir las deformidades de los dedos de los pies
Existen en el mercado múltiples , órtesis y siliconas a medida, mediante las cuales se pretende recuperar la posición normal de las articulaciones de estos dedos trifalángicos, corrigiendo así la deformidad.
Esto es más factible en las llamadas deformidades reducibles, no rígidas. En cambio, en los casos más evolucionados, donde la rigidez ya se ha instaurado, se necesitará una intervención quirúrgica para la corrección de estas deformidades.
En función del grado de rigidez a tratar, puede ser necesario actuar sobre las articulaciones de los dedos, o bien recurrir al reequilibrado en los tendones de los dedos corregir la deformidad.
Cómo prevenirlas
Las deformidades de los dedos de los pies se pueden prevenir a lo largo de la vida, evitando el uso de zapatos estrechos o con excesivo talón.
Muchas veces, estas deformidades son secundarias a desequilibrios más globales del pie, como pueden ser o juanetes de instauración progresiva, que también precisan técnicas asociadas de corrección.