¿Cuál es la influencia de la Nutrición en la salud mental?
El funcionamiento adecuado de nuestro intestino y del sistema inmunológico y la absorción de los nutrientes es responsabilidad de la microbiota intestinal y su microbioma, el genoma, que también influyen significativamente en nuestra salud mental.
¿Cuál es la relación entre el cerebro y el intestino?
El eje intestino-cerebro posibilita la comunicación entre los dos órganos, por lo que una inflamación intestinal o una disbiosis (alteración cualitativa y cuantitativa de la microbiota intestinal) pueden impactar en la producción de neuroreceptores y en la concentración de las hormonas y metabolites, generando enfermedades o síntomas psiquiátricos (depresión o ansiedad), enfermedades del neurodesarrollo (TDAH y autismo) y autoinmunitarias.
¿Cómo cuidar la salud intestinal?
El papel de la alimentación es fundamental, teniendo en cuenta los micronutrientes y los pre y probióticos para poder mantener un estado de salud adecuada y una diversificación de la microbiota intestinal.
Además, existen especialistas médicos preparados en esta materia. En primer lugar, el especialista en Psiquiatría Nutricional aborda las enfermedades mentales como consecuencia de un desequilibrio químico, que sería secundario a un desequilibrio nutricional. A partir de allí, se centra en el mantenimiento de los suplementos, vitaminas y micronutrientes, es decir, de la eubiosis intestinal.
En segundo lugar, también existe la Psiquiatría Ortomolecular, que corrige los errores consecuentes del mecanismo genético de metilación y acetilación, removiendo los nutrientes que sobran o aportando en aquellos casos que hay escasez. Una vez se ha corregido este desequilibrio de manera epigenética, se busca restablecer el funcionamiento cerebral normal, permitiendo la resolución de la enfermedad mental.
Nutrición, depresión y trastornos del sueño
Las personas con carencia de vitamina B6 en su dieta habitual pueden tener una carencia de serotonina, con lo que pueden presentar estados de irritabilidad y ansia, llegando, en muchos casos, a un trastorno depresivo.
Además, la falta de serotonina produce una carencia de melatonina, por lo que en la mayoría de las depresiones hay también trastornos del sueño.
Los dos abordajes son parte de mis herramientas de trabajo como especialista en Neuropsiquiatría Infantil clínica, responsable de una Unidad de Hospitalización de pacientes psiquiátricos infantiles agudos.