Consecuencias del confinamiento en los niños
Ante todo, con eso de que son pequeñitos, ¿llevan peor el confinamiento los peques que los adultos?
En general, los niños tienen un poder de adaptación brutal, incluso mejor que nosotros. Tenemos que tener en cuenta de que ellos quieren estar con sus padres o algunos estarán contentos de no ir al cole; no quita que tengan cada vez más ganas de salir a jugar, pero la verdad es que nos están dando una lección a todos. Hay que destacar que no es lo mismo un confinamiento relativamente corto que a uno más largo, llega un momento en lo que todo tiene un límite.
¿De qué va a depender que el confinamiento sea lo más liviano posible?
Somos seres sociales y el confinamiento es una situación antinatural. El gran peso lo tenemos los padres, ya que somos sus guías, sus referentes a los que se acogen y también somos sus filtros por lo que según abordemos la situación generará en ellos miedo o serenidad.
Otro factor sería el espacio con el que el menor pueda contar, no es lo mismo vivir en una casa con jardín que en un apartamento de 70 metros.
El ambiente que respire en casa va a ser crucial, no es lo mismo tener unos padres que no paran de discutir que estar en un entorno en donde se respira un ambiente de juegos y buen clima socioafectivo.
También va a influir la personalidad. Hay niños que son muy caseros mientras que otros son muy movidos y necesitan espacio para quemar energía.
¿Qué síntomas se están dando en estos días en los peques?
Aunque en general no lo están llevando demasiado mal, ellos también van a tener días mejores que otros. Puede darse una mayor frecuencia de llantos, una mayor irritabilidad, inquietud, miedos al contagio, frustración, estrés, mayor número de rabietas, alguna conducta regresiva, tristeza o tener pesadillas.
¿Ha cambiado en exceso la dinámica familiar en las familias?
Por supuesto, ahora nos encontramos a familias que han perdido a algún familiar o con algún miembro hospitalizado, sin olvidar que muchos padres tienen que teletrabajar con lo que se convierte en un estrés añadido. Hay que concentrarse en el trabajo, las tareas de casa, más la labor de "profes" que tienen que desempeñar ; eso en el mejor de los casos, ya que hay padres que se han quedado sin trabajo, con lo cual si no hay una buena gestión de las emociones puede pasar factura y si los padres están mal, rebotará en los niños.
Se vive en toda la población la sensación de miedo, ¿es bueno sentirlo?¿ es racional ante lo que vivimos?
El miedo, como todas las emociones tienen un valor adaptativo y, como tal, es el que nos ayuda a ponernos a salvo. Por supuesto que es racional sentirlo en esta situación, pero con lo que hay que tener cuidado es en no entrar en pánico, ya que en vez de ayudarnos nos entorpecería. En definitiva, no hay que dejar que la emoción nos arrastre, por eso es tan fundamental la gestión emocional.
Se está escuchando muchas preocupaciones de los padres de si sus hijos "van a perder el curso"
Ahora mismo con la que está cayendo, sin minimizar la importancia del aprendizaje instrumental, lo importante es la enseñanza emocional con la que todos vamos a experimentar.
¿Cuáles son los perjuicios y los beneficios del confinamiento en los menores?
- Perjuicios: la desregulación del contacto social, la sobrecarga lectiva, riesgo en el adolescente de limitar conductas (no salen del dormitorio), peligro de adicciones tecnológicas, reactividad emocional (aburrimiento, estrés), miedo, incertidumbre.
- Beneficios: la oportunidad de ser más empáticos, valorar cosas que antes no valorábamos, poner a prueba la capacidad adaptativa, mayor creatividad y entrenar la residencia.
¿Será común el trastorno por estrés postraumático en los niños tras la pandemia?
Ahora mismo no hay estudios para dar una respuesta fiable, ya que es algo novedoso. Este trastorno solo se puede diagnosticar partir de un mes transcurrido tras el suceso traumático. Lo que sí podemos afirmar son muchos casos de estrés agudo en los menores.
Los niños víctimas de malos tratos y son los que pueden cursar más con el trastorno, ya que ante las medidas del confinamiento se ven obligados a convivir con quien le hace daño. Una vez más la sensación de desamparo social se repite.