¿Cómo se puede curar la artrosis en la rodilla?
Hoy en día, la artrosis de rodilla es una enfermedad que no tiene cura, pero sí existen terapias enfocadas a controlar el dolor, mejorar funcionalidad y tratar de retrasar la evolución de la enfermedad.
La artrosis de rodilla es un área en intensa investigación en la actualidad, y existen múltiples ensayos clínicos con fármacos prometedores dirigidos tanto a frenar la progresión como a optimizar el tratamiento del dolor. Muchos de estos ensayos están disponibles en España en centros en Barcelona, Madrid, A Coruña y Sevilla entre otras ubicaciones.
¿Qué tipo de terapias existen?
Actualmente, el tratamiento de la artrosis de rodilla se divide en terapias no farmacológicas y terapias farmacológicas:
Terapias no farmacológicas
Son la estrategia más básica y se les recomienda a todos los pacientes sin excepción. Dentro de éstas, se incluyen: el acceso a información de calidad (ver Inforeuma, Reumafit), la reducción del 10% del peso en 6 meses para pacientes que presenten un índice de masa corporal superior a 25 kg/m2, el fortalecimiento de los músculos del cuádriceps, el uso de calzado amortiguado y el mantenimiento de una actividad física de intensidad moderada intensidad siempre evitando un impacto directo sobre la rodilla.
Terapias farmacológicas
- Terapias farmacológicas orales:
El paracetamol es muy utilizado, pero hay casos en que su eficacia es leve y a corto plazo.
El sulfato de glucosamina y el condroitin sulfato, en algunos casos, pueden ofrecer un alivio sobre el dolor y la función.
Los antiinflamatorios no esteroideos son eficaces para mejorar el dolor y la función, sobre todo cuando y derrame sinovial. La duración del tratamiento debe ser limitada y el perfil de seguridad debe ser considerado minuciosamente según los factores de riesgo cada paciente, ya que como efectos secundarios comunes pueden dar hipertensión y gastritis, entre otros.
La duloxetina puede tener un papel en controlar fenómenos de sensibilización al dolor en determinados pacientes y la prescripción de derivados de los opioides. Ya sean menores o mayores, debe de decidirse siempre con precaución en pacientes muy concretos.
En cuanto a los suplementos dietéticos (nutracéuticos) como la boswellia serrata, lípidos insaponificables de aguacate, el colágeno, la cúrcuma longa, la uncaria tomentosa, extracto de cáscara de fruta de la pasión, el omega-3, el ácido gama-linoleico, la L-carnitina y el magnesio, no se recomendarían de manera generalizada a todos los pacientes.
- Terapias farmacológicas tópicas:
La capsaicina tópica o los antiinflamatorios no esteroideos en gel o crema pueden tener beneficios a corto plazo en algunos pacientes, pero su uso debe consultarse con un médico para cada caso concreto.
- Terapias intraarticulares:
La viscosuplementación con neuromoduladores es una práctica que podría aportar beneficios clínicos a medio plazo en pacientes que presenten un perfil adecuado.
Las infiltraciones articulares con corticosteroides presentan un efecto sobre el dolor a corto plazo y medio plazo y suelen ser utilizadas en aquellos pacientes que presentan derrame articula. Sin embargo, la frecuencia debe ser limitada por el riesgo de pérdida de grosor del cartílago a largo plazo.
Las infiltraciones articulares con factores de crecimiento plaquetario o plasma rico en plaquetas tienen la ventaja de ser un tratamiento autólogo, sin embargo, no existen datos de alta calidad sobre los beneficios en cuanto a la modificación estructural.
Las infiltraciones articulares con “células madre” es una línea de investigación prometedora, pero se deben realizar más estudios todavía.
- Tratamientos quirúrgicos
La prótesis de rodilla es un procedimiento habitual para el tratamiento de la artrosis de rodilla avanzada cuando las terapias conservadoras no aportan una reducción y mejora de la función satisfactoria para el paciente por lo que es un procedimiento que debe reservarse para aquellos pacientes que no hayan respondido satisfactoriamente a terapias menos agresivas.
El lavado articular, el desbridamiento artroscópico, la sinovectomía artroscópica o la implantación autóloga de condrocitos, son procedimientos quirúrgicos en desuso para el tratamiento de la artrosis, por presentar un perfil beneficio/riesgo desfavorable.