¿Cómo reducir la ansiedad y el estrés?
Es agotador estar siempre soportando la ansiedad, o sufriendo sus consecuencias: Un repentino ataque de pánico; reacciones físicas como sudoración, migrañas, problemas de piel o musculares; dificultades relacionales y profesionales.
¿Qué provoca la ansiedad?
Esta pregunta tiene respuestas muy específicas por cada persona. Aunque las reacciones de ansiedad pueden ser parecidas, sus causas son claramente específicas en cada uno de nosotros.
A menudo, en ciertos niveles psicológicos, la ansiedad tiene que ver con tendencias personales que han estado ahí mucho tiempo:
- Rigidez emocional
- Excesivo racionalismo
- Constante búsqueda de resultados
- Necesidad de control
- Elevadas exigencias hacia nosotros y hacia lo que nos rodea
- Falta de asertividad
¿Cómo afrontar la ansiedad y el estrés?
Para el afrontamiento de los estados de ansiedad y también de las situaciones de estrés mantenido que nos depara la vida, es necesario, en primer lugar, estar muy en contacto con nuestras propias necesidades, tanto físicas como psicológicas. Y atenderlas de forma prioritaria.
Cuando una persona está acostumbrada a vivir bajo un elevado nivel de ansiedad o a relacionarse en entornos muy estresantes, las señales de cansancio, agotamiento mental o nerviosismo ya no son indicaciones de alarma. Ni siquiera se perciben. Se vive en un estado de insensibilidad general hasta que ocurre una pérdida de control extrema.
Y esta pérdida de control puede derivar en un ataque de pánico o en una reacción orgánica muy elevada, como determinadas afecciones físicas musculares, dermatológicas y del aparato digestivo.
¿Cómo trabajamos en terapia la ansiedad y el estrés?
Hay diferentes niveles de comprensión y actuación ante estas reacciones. En primer lugar, tenemos que actuar sobre los niveles de estrés cotidianos. A más nivel de ansiedad diaria, más probabilidad de que, en un momento dado, se produzca una sobrecarga que termina en ataque de pánico.
Es prioritario aprender a percibir rápidamente el aumento de la ansiedad o el cansancio y lograr detenernos, aunque sea por un momento.
Por otra parte, en un nivel algo más profundo de la persona, están esos aspectos de personalidad que hemos mencionado anteriormente: asertividad, autoexigencia y racionalismo. La terapia trabaja en ellos cuando hemos conseguido que el nivel de ansiedad general se haya estabilizado.
Por último, al nivel más profundo, en los ataques de pánico y la ansiedad generalizada hay que buscar temores muy básicos, arraigados desde hace mucho tiempo. Estos síntomas también suelen tener que ver en su raíz con la dificultad de la persona para estar en contacto con sus emociones y con su mundo interno, en general.
El nivel de trabajo más inmediato ayudará a la persona a disminuir la probabilidad de que los ataques aparezcan. El nivel intermedio, le ayudará a poner límites en el exterior y luchar contra su perfeccionismo. El nivel más profundo facilitará la desaparición del miedo como constante vital. Muchas personas me dicen que no quieren vivir con miedo; y es ése el objetivo más importante de una terapia de ansiedad y estrés.
Superar el miedo y vive la vida con confianza.