¿Cómo podemos analizar la calidad el esperma?
La Dra. Laura Blasco Gastón cuenta con una amplia experiencia en Reproducción Asistida. Cuenta con diversas publicaciones y conferencias sobre la especialidad, especialmente sobre protocolos de estimulación y calidad ovocitaria y embrionaria. Además, tiente estudios de doctorado sobre screening de infección por citomegalovirus durante la gestación. En este artículo explica cómo se puede analizar la calidad del semen.
El espermiograma o seminograma es una prueba diagnóstica que tiene por objetivo evaluar la calidad del semen. Se analizan aspectos macroscópicos, como el pH y el volumen, y microscópicos, como la movilidad, morfología y concentración de espermatozoides; datos que, si son normales, se relacionan con la probabilidad de conseguir un embarazo natural en menos de 2 años.
Este análisis se puede completar con cultivos uretrales y seminales para descartar la presencia de microorganismos que puedan alterar la fertilidad.
Hay que tener en cuenta que el espermiograma nos aporta información limitada sobre el “factor masculino”. Cuando los resultados del espermiograma están por debajo de los valores de referencia, la probabilidad de embarazo espontáneo estará disminuida; y cuando los valores son normales, no hay garantía de fertilidad, pues hasta un 15% de los hombres con esterilidad presentan espermiogramas con valores dentro de los límites de normalidad. Esto sugiere que el espermiograma es el primer paso para analizar el factor masculino, pero es la punta del iceberg, y debemos tener en cuenta otros factores que pueden afectar al éxito reproductivo.
Causas que afectan a la calidad del esperma
Hay multitud de causas que pueden afectar la calidad del esperma. Debemos estudiar desde las más externas, como los hábitos de vida, la fisiología y la anatomía del varón, hasta las más internas, como es la genética de los espermatozoides.
Los espermatozoides son los encargados de transportar el material genético hasta el interior del óvulo, por lo tanto, si este material no es correcto no habrá embarazo o se producirá un aumento de los abortos.
Fragmentación de ADN en espermatozoides
La influencia de los hábitos de vida sobre los espermatozoides, como el consumo de tabaco y alcohol, la obesidad, el tipo de trabajo, el deporte intenso…, puede investigarse mediante el estudio de la fragmentación de ADN de los espermatozoides.
La fragmentación de ADN permite evaluar qué porcentaje de espermatozoides de un eyaculado tiene algún daño en su ADN. Es una prueba muy sencilla que puede realizarse en el mismo eyaculado en el que se analiza el espermiograma. Cuando la fragmentación de ADN sale alterada, diversas estrategias, como disminuir los días de abstinencia sexual, el tratamiento con vitaminas y antioxidantes, además de reducir el consumo de tabaco, alcohol o el peso, consiguen bajar los niveles de fragmentación de ADN y mejorar el resultado.
Esta prueba está también indicada en casos de abortos de repetición, edad mayor de 45 años, varicocele, criptorquidea, diabetes, etc... Contar con una unidad de nutrición en las clínicas de reproducción asistida ayuda a que los pacientes mejoren sus hábitos de vida y mejoren su calidad seminal.
FISH en espermatozoides
A nivel genético, el diagnóstico de factor masculino puede completarse realizando un estudio de FISH en espermatozoides. Esta prueba puede indicarse frente a seminogramas anómalos, cariotipo del varón alterado, abortos de repetición o en fallos de implantación. Se realiza en un eyaculado y nos permite saber qué porcentaje de espermatozoides tienen algunos de sus cromosomas alterados.
Durante la formación de los espermatozoides en los testículos pueden producirse errores que darán lugar a espermatozoides con una copia extra de algún cromosoma (disomía), sin algún cromosoma (monosomía) o con todos los cromosomas duplicados (diploidía). Si alguno de estos espermatozoides anómalos fecundara al ovocito podría dar lugar a la no implantación del embrión resultante o a abortos. El resultado de esta prueba puede hacer que a la pareja se le recomiende realizar un ciclo de FIV con Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP).
Cultivo largo embrionario en FIV u ovodonación
En ocasiones, el factor masculino no es diagnosticado hasta no realizar un ciclo de Fecundación in vitro, con óvulos propios o de donante, en el que dejamos los embriones en cultivo largo durante 5 días, para la transferencia de blastocistos. La evolución de los embriones durante los primeros 3 días de desarrollo depende preferentemente de la calidad ovocitaria, mientras que a partir del día 4º de desarrollo se pone en marcha el genoma embrionario, reflejando a partir de ese momento la calidad espermática también. Así, cuando los embriones tienen una buena progresión hasta día 3º de cultivo y se enlentecen o paran a partir de día 4º, es posible que nos enfrentemos a una mala calidad espermática que puede no haber sido diagnosticada previamente.
Esto es especialmente llamativo cuando realizamos ciclos de ovodonación, donde la calidad ovocitaria es normalmente óptima, debida a la edad de las donantes, y donde el factor masculino limita la proporción de blastocistos evolutivos estimados originalmente.
Consulta urológica
El estudio de la fisiología y anatomía del varón se lleva a cabo por los urólogos. En esta consulta se podrán descartar problemas que influyen en la fertilidad masculina como el varicocele, criptorquidia, obstrucción o ausencia deferentes, desordenes hormonales, prostatitis, disfunciones eréctiles… para proponer tratamientos que puedan mejorar la probabilidad de embarazo espontáneo o con tratamientos de Reproducción Asistida. Es frecuente indicar esta consulta ante la presencia de varios espermiogramas alterados.
En conclusión, el estudio del factor masculino es más complejo que pedir un espermiograma. Siendo esta prueba esencial, es necesario investigar la historia clínica de cada paciente y evaluar la necesidad de realizar otras pruebas que nos ayuden a tener un diagnóstico más completo y una actuación más efectiva en cada caso, reduciendo fallos en los tratamientos que generan desgaste físico, emocional y económico.