¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a los más pequeños?
Hoy en día, los niños prefieren jugar con consolas y tabletas que con los juguetes más convencionales como muñecos o juegos de mesa. Estas preferencias no deben de inquietarnos porque vivimos en un mundo 100% digitalizado. En muchas ocasiones, la gran oferta y posibilidades que existen en el mercado hace que los padres opten por comprar un dispositivo tecnológico a sus hijos.
La duda de cuánto tiempo pueden utilizar los más pequeños los dispositivos digitales aparece incluso antes de comprar un móvil o una consola. Existe una gran variedad de opiniones; algunos defienden el uso de estos aparatos, mientras que otros, los rechazan totalmente.
Las tecnologías han llegado para quedarse en nuestra sociedad, por eso tenemos que aprender a convivir con ellas y adaptarlas a nuestras necesidades sin abusar de su uso. Hay que reconducir el camino y el modo en que los niños utilizan estas tecnologías. Las tecnologías tienen que ser una actividad para que los niños aprendan.
Los juegos tienen que generar placer y diversión, pero, además, tienen que enseñar valores a los más pequeños. Los juegos tradicionales, como las construcciones o los muñecos, estimulan a los niños y los relacionan con su entorno. En definitiva, van aprendiendo mientras se divierten. Los juegos tienen que ayudar a los niños a desarrollar sus capacidades, aprender a expresar sus sentimientos y a comprender el mundo.
Con una mirada crítica, se aprecia que todos los juegos tradicionales no favorecen al crecimiento de los niños, como las pistolas de juguete, y no se ve como un problema del mismo modo que con las tecnologías. Muchos de los juguetes tecnológicos que existen cumplen los requisitos para que los niños se desarrollen. Actualmente, existen cantidad de juegos educativos que permiten a los más pequeños aprender un idioma, practicar las matemáticas o jugar al ajedrez.
Las criticas a este tipo de juegos surgen por su gran atractivo y su fácil adicción. Por ejemplo, los videojuegos, ya sean para ordenador o consola, atrapan a los niños. Existen muchos videojuegos diferentes, siempre habrá uno que se corresponda con los gustos del niño o niña. También, los videojuegos crean una realidad virtual muy atractiva y estimulante para los jugadores. Esto facilita que los niños se identifiquen con el protagonista: un deportista, un cantante o un aventurero. Como ningún protagonista suele abandonar su aventura, a los niños les cuesta dejar de jugar. Después de una aventura viene otra, y así sucesivamente. La expectación por ver lo que vendrá hace que los niños quieran seguir jugando.
Esta estimulación digital tiene consecuencias negativas en el desarrollo cognitivo de los niños. El neurocientífico Michel Desmurget afirma que los niños nacidos en la era digital tienen un coeficiente intelectual inferior al de sus padres. También alerta de que el tiempo que se pasa ante la pantalla por motivos lúdicos retrasa la maduración del cerebro porque la atención y la concentración se ven alteradas. Otro estudio realizado por la Universidad de Calgary afirma que la exposición a las pantallas afecta negativamente al desarrollo del lenguaje, de la comunicación y a la salud emocional.
Al final, las pantallas merman los estímulos y las relaciones. Los lazos familiares o de amistad crean estímulos y sensaciones mucho más fuertes y reales que las pantallas. Este es un aspecto muy importante para el correcto desarrollo de los más pequeños.