¿Cómo afecta la afasia progresiva primaria a la comunicación y cuál es el papel de la Logopedia?
La afasia progresiva primaria es un síndrome del sistema nervioso que no se presenta con frecuencia y que afecta a la denominación de objetos e imágenes y, por tanto, a la capacidad para comunicarse, sin cambios en el comportamiento ni en el razonamiento.
Los síntomas comienzan con frecuencia, antes de los 65 años y empeoran en su progreso. Las personas afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa pueden perder la habilidad de hablar y de escribir, incluso con el tiempo, no pueden entender ninguna de estas dos formas de comunicación.
Desde su diagnóstico clínico por el neurólogo, precisa de un tratamiento específico de intervención logopédica y de un acompañamiento psicológico, ya que perder la capacidad de comunicarse puede ser frustrante y estresante.
¿Cómo funciona la rehabilitación logopédica según el tipo de afasia?
La rehabilitación por parte del especialista en Logopedia se centra según el tipo de variante que presente, existen tres tipos:
- Afasia progresiva primaria, variante semántica: presentan dificultad para comprender el lenguaje oral o escrito, en concreto palabras simples, no comprenden el significado de las palabras, y presentan dificultades para crear oraciones porque muestran incapacidad para nombrar objetos.
- Afasia progresiva primaria, variante logopénica: presentan dificultades para entender el lenguaje oral, sobre todo cuando son frases largas o un discurso más largo. Por ello, dudan mucho al hablar mientras piensan lo que quieren decir. Muestran incapacidad para repetir palabras o frases.
- Afasia progresiva primaria, variante agramatical o no fluente: presentan uso incorrecto de la gramática, tanto en el lenguaje oral como escrito. También tienen dificultades para comprender oraciones de contenido complejo o no literal. En algunos casos incluyen posibles problemas al hablar, cometiendo errores en la pronunciación.
La intervención logopédica en los diferentes casos se centra en las maneras de compensar el deterioro de las habilidades lingüísticas del paciente. Aunque no se puede frenar el deterioro de la enfermedad, puede que los síntomas se presenten de forma más lenta y creen las estrategias apropiadas a ellos para mejorar su calidad de vida y comunicación.