Cáncer en la infancia y adolescencia, ¿se puede detectar precozmente?
Escrito por:Durante la edad pediátrica el cáncer es una enfermedad rara que puede manifestarse inicialmente con los mismos signos y síntomas que otros procesos patológicos frecuentes. El objetivo de este artículo donde hablamos con el Dr. Oliván Gonzalvo, especialista en Pediatría, es ayudar a los padres a conocer aquellos signos y síntomas precoces que deben alertar de la posibilidad de un cáncer. Su detección precoz por el pediatra generalmente mejorará el pronóstico.
Leucemia
Se presenta generalmente con una historia de pocas semanas de evolución. Se debe sospechar ante la aparición de uno o más de los siguientes signos y síntomas que no estén justificados por otros motivos: palidez, cansancio, irritabilidad, fiebre de origen desconocido, adenopatías generalizadas, hematomas, petequias, dolor osteoarticular persistente, infecciones respiratorias de repetición y/o hepatoesplenomegalia. Hay que prestar especial atención en los niños con síndrome de Down.
Linfoma
Se presenta generalmente con una historia de meses de evolución. Se debe sospechar en ausencia de signos de infección local, ante la aparición de adenopatías (enfermedades de los ganglios linfáticos) no dolorosas y de su localización: cervical, supraclavicular y/o axilar. Además de la consistencia que suele ser dura y del aumento del tamaño de forma progresiva.
Tumor del Sistema Nervioso Central
Se presenta generalmente con una historia de 2 a 4 semanas de evolución. Se debe sospechar ante la aparición de uno o más de los siguientes signos y síntomas: fontanela abombada, aumento del perímetro cefálico, pérdida de los hitos del desarrollo (en menores de 2 años), cefalea persistente, vómitos que despiertan por la noche o son matutinos, primera crisis convulsiva, alteraciones de la visión, alteración motora o sensitiva, deterioro del rendimiento escolar y/o cambios del comportamiento inexplicables. Hay que prestar especial atención en los niños con Neurofibromatosis.
Nefroblastoma (tumor de Wilms)
Se presenta generalmente como una masa o distensión abdominal persistente, progresiva e indolora. Con menos frecuencia la primera manifestación puede ser una hematuria macroscópica.
Neuroblastoma
Se debe sospechar ante la aparición de uno o más de los siguientes signos y síntomas que no estén justificados por otros motivos: dolor óseo persistente, dolor de espalda, palidez, fatiga, debilidad en piernas, irritabilidad, fiebre de origen desconocido, infecciones respiratorias de repetición, adenopatías generalizadas, hematomas, distensión abdominal y/o retención urinaria.
Tumor Óseo (osteosarcoma / sarcoma de Ewing)
Se debe sospechar ante la aparición de un dolor persistente y/o una inflamación en las extremidades, especialmente alrededor de la rodilla. Con menos frecuencia se presenta con un dolor de espalda o una cojera sin motivos aparentes de más de 4 semanas de evolución.
Tumor de partes blandas (sarcomas)
Se debe sospechar ante la aparición de una tumoración no justificada en cualquier localización, con alguna de las siguientes características: tamaño mayor de dos centímetros de diámetro, crecimiento rápido o progresivo y consistencia dura, adherida a planos profundos y/o adenopatías regionales.
Retinoblastoma
Se presenta generalmente en niños menores de dos años y se debe sospechar ante la visualización de un reflejo pupilar blanco (leucocoria) en una fotografía o por exploración física. Con menos frecuencia se presenta con un estrabismo de nueva aparición o un cambio en la agudeza visual. Hay que prestar especial atención en los hijos de padres con antecedentes de retinoblastoma y en gemelos de niños afectados.