Artrosis de rodilla y cadera, ¿qué hay de nuevo?

Escrito por:

Dr. Joaquín Moya-Angeler

Traumatólogo

Publicado el: 20/03/2023
Editado por: Mireia Frias


La artrosis de rodilla y cadera afecta generalmente en las personas de manera crónica, normalmente en mayores de 55 años. En algunas ocasiones, también produce dolor, inflamación o rigidez, pero si se diagnostica a tiempo, se puede tratar e incluso, prevenir. Con el envejecimiento de la población y un aumento destacado de la obesidad, la incidencia de la población española que sufre artrosis aumentará de forma sustancial en los próximos años.

La artrosis de rodilla se produce generalmente en personas mayores de 55 años,
produciendo dolor, rigidez e inflamación.

 

¿Cuándo es necesaria una operación?

El Dr. Moya-Angeler, especialista en Traumatología deportiva, nos explica que, la cirugía se realiza cuando todos los tratamientos previos han fracasado y cuando el paciente experimenta un dolor que le incapacita en su rutina diaria y en poder realizar una vida con normalidad. Cuando se llega a este punto, el tratamiento más efectivo es el reemplazo por una prótesis de la articulación que se haya desgastado. Las prótesis son de metal y se fijan en el hueso mediante presión y con una pieza de plástico que permite el movimiento.

 

Este tipo de cirugía se realiza con la ayuda de unos navegadores quirúrgicos que ayudan a precisar la colocación de las prótesis. A largo plazo, el tratamiento quirúrgico tiene buenos resultados, con una supervivencia de un 90% de las prótesis hasta 20 años, mejorando también la función y disminuyendo el dolor a tan solo las semanas después de la operación.

 

¿Cuándo y por qué se produce la artrosis?

Lo primero de todo es entender qué es y por qué se produce esta patología. La artrosis es una enfermedad crónica que se produce a causa del desgaste del cartílago. Cuándo la superficie del cartílago se desgasta, los huesos rozan entre si cuando se produce el movimiento, produciendo síntomas como dolor, rigidez, inflamación o chasquidos.

 

Esto ocurre, generalmente, en pacientes de edad avanzada o en personas con factores de riesgo elevados, como la obesidad o lesiones traumatológicas previas.

 

Diagnóstico

Un diagnóstico de artrosis se puede hacer de manera ambulatoria y con una prueba de imagen (una radiografía o una resonancia). Después del diagnóstico de la patología, el tratamiento se puede dividir en tres niveles, según su grado de agresividad.

 

         Primer nivel: reposo, frío local y fisioterapia

El primer nivel de tratamiento se basa en hacer reposo, elevar el miembro afectado, aplicar frío local a la zona afectada y tomar antiinflamatorios, tanto orales como en pomada. También se recomienda realizar fisioterapia o hacer ejercicio de forma regular que no sean de mucho impacto.

 

         Segundo nivel: infiltraciones

En un segundo nivel se realiza el tratamiento con infiltraciones, mediante un ecógrafo para inyectar una sustancia dentro de la articulación que ayude a reducir el dolor. Existen tres tipos: infiltraciones para controlar el dolor (con corticoides diluidos en anestésicos), infiltraciones para mejorar la lubricación articular (algunas se realizar con ácido hialurónico) e infiltraciones para regenerar el tejido lesionado (con sustancias regenerativas como el plasma rico en plaquetas).

           

         Tercer nivel: cirugía

En el tercer nivel de tratamiento se encuentra la cirugía, cuando todos los demás tratamientos no han funcionado y el paciente ya tenga una limitación en su calidad de vida de manera significativa.

 

En definitiva, la artrosis puede llegar a ser muy limitante y acabar afectando en la calidad de vida del paciente. Acorde con la gravedad de los síntomas que esté teniendo el paciente, el tratamiento debe ser escalonado y, puede prevenirse si se mantiene una buena alimentación y realizando ejercicio de bajo impacto de manera regular.

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