Ansiedad, la respuesta del organismo a situaciones que interpreta como peligrosas

Escrito por:

Ángela Santos García

Psicóloga

Publicado el: 16/06/2017
Editado por: Anna Raventós Rodríguez


La ansiedad es una reacción de activación que sufre el organismo y que le permite prepararse para dar una respuesta a una situación que interpreta como peligrosa. Se trata de un proceso normal que es adaptativo para la mejor supervivencia de la persona.

 

Como mecanismo innato, puede aparecer a lo largo de toda la vida, desde la infancia hasta la tercera edad, en la que también puede aparecer relacionada con otros trastornos. Aun así, suele aparecer en la edad adulta.

 

¿Qué causa la ansiedad?

Las causas de la ansiedad son muy variadas. Como se ha comentado antes, se trata del resultado de una valoración subjetiva de peligro externo, que activa la necesidad de poner en marcha el organismo para dicho peligro. La interpretación varía en cada persona y, por tanto, la sensibilidad a ello es individual. Además de esto, hay una serie de situaciones que por sus características son frecuentemente la causa de una reacción de este tipo. Éstas pueden ser:

 

Factores biológicos de otros familiares que la sufren. El ambiente educativo y familiar que ha educado el afrontamiento de estas situaciones. Desequilibrios químicos de neurotranmisores o sustancias que regulan el cerebro. Situaciones de crisis, cambios radicales en nuestra vida o problemas difíciles, como una separación, la muerte de un familiar, despido, cambio de casa, un reciente matrimonio o el nacimiento de un hijo. Eventos traumáticos que podemos haber vivido. Estrés de las cosas cotidianas.

 

Muchas de estas situaciones a priori son positivas y anheladas, pero ponen a la persona en una situación que exige muchos recursos para su superación.

 

Síntomas de la ansiedad

Cada persona puede presentar diferentes síntomas, y los hay que son especialmente molestos para la persona que lo sufre. Algunos de ellos son:

 

Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca Sudoración Temblores o sacudidas Sensación de ahogo o falta de aliento Sensación de atragantarse Opresión o malestar torácico Náuseas o molestias abdominales Inestabilidad, mareo o desmayo Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo) Miedo a perder el control o volverse loco Miedo a morir Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) Escalofríos o sofocaciones Irritabilidad Alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador) Tensión muscular Reducción del conocimiento de su entorno (estar aturdido) Inquietud o impaciencia Fatigabilidad fácil Dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco

 

De la ansiedad al ataque de pánico

La ansiedad acaba en un ataque de pánico cuando algunas de las reacciones físicas mencionadas se dan de forma muy intensa, acompañadas de la sensación de falta de capacidad para controlar esta reacción, e incluso la convicción de que uno puede llegar a morir en ese momento. Estos síntomas en un ataque de pánico se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos.

 

¿Cómo se trata la ansiedad?

Hay muchos tratamientos para este trastorno. Actualmente las técnicas de última generación están dando muy buenos resultados en el conocimiento, disminución y gestión de la ansiedad. Se centran en los tres elementos del ser humano: su pensamiento, su emoción y su conducta. El trabajo con el paciente mejora paulatinamente la exposición a situaciones que generaban ansiedad, disminuyendo la intensidad de los síntomas y normalizando la vida de la persona. Esto permite no sólo solucionar el problema sino también de la percepción subjetiva de felicidad, autoestima y autonomía.

 

¿Existe la ansiedad crónica?

Este mantenimiento crónico no es lo más numeroso con respecto a la ansiedad. Se trata de una sensación de preocupación, el miedo que tiene la gente ante un resultado incierto. Los trastornos de ansiedad suelen ser uno de los motivos de consulta más numerosos; con la intervención de un psicólogo se supera y permite a la persona llevar una vida normal y satisfactoria.

 

Así pues, para evitar que el trastorno se alargue es importante ponerse a trabajar en la solución lo antes posible.

 

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