10 consejos útiles para el cepillado de dientes

El cepillado disminuye la incidencia de caries, previene la enfermedad periodontal, evita la halitosis, evita la placa y el sarro y, en definitiva, ayuda a mantener unos dientes limpios. Para realizar una adecuada limpieza dental, se recomienda hacerlo después de cada comida durante unos tres minutos.

¿Cuántas veces al día debo lavarme los dientes?

Lo mejor es cepillarse los dientes después de cada comida. Si no es posible, se recomienda hacerlo al menos después del desayuno, la comida y la cena. Si por alguna razón no es posible lavarse los dientes en todo el día, se debe tener en cuenta que lo imprescindible es hacerlo antes de dormir, ya que las bacterias trabajan por la noche. Esto es porque mientras dormimos producimos menos saliva, una sustancia fundamental en la prevención contra la caries y las enfermedades periodontales.

Otra recomendación es esperar unos 20 o 30 minutos después de las comidas, sobre todo cuando hemos tomado algún alimento ácido. El consumo de este tipo de comidas o bebidas debilita el esmalte y se debe esperar que el pH de la boca se regule por sí solo antes de lavarse los dientes.
 

¿Cuánto tiempo debo cepillarme los dientes?

Una pregunta frecuente entre los pacientes tiene que ver con la duración del cepillado. La mayoría de especialistas en Odontología recomiendan hacerlo entre dos y tres minutos. Tras finalizar, se debe enjuagar con agua o enjuagues específicos.

Además, es necesario advertir que la lengua es la parte de la boca que más bacterias acumula. Por esta razón, no se debe olvidar la importancia de mantenerla higienizada, utilizando un dispositivo específico o el cepillo dental de atrás hacia adelante. La parte del revés de las cerdas del cepillo también están pensadas con este fin. Si te has olvidado el cepillo de dientes y te encuentras fuera de casa lo recomendable es, como mínimo, enjuagarse varias veces la boca con agua luego de las comidas o antes de dormir.

¿Cuál es el mejor tipo de cepillo?

En general, se recomienda utilizar cepillos con una dureza media y en ningún caso duros, ya que estos podrían dañar el esmalte o la encía. Además, es importante no ejercer demasiada fuerza cuando nos lavamos los dientes. Existen también los cepillos de dureza blanda, que son recomendados en casos de cirugías de encías o implantes, cuando la herida no ha terminado de cicatrizar.

Otra de las consultas frecuentes entre nuestros pacientes tiene que ver con la efectividad del cepillo eléctrico. Si bien es cierto que la tecnología podría ser útil en el lavado de dientes, la realidad es que tanto el cepillo manual como el eléctrico son igual de eficaces si se sigue una técnica adecuada.

El cepillo de dientes se debe reemplazar cada tres meses y el cambio se adelanta si este se ha utilizado estando enfermo o las cerdas están abiertas o aplastadas.

La pasta de dientes, un agregado

La pasta de dientes es un elemento extra a tener en cuenta en la higiene bucodental. Lo recomendable es usar pasta de dientes con flúor, lo cual es fundamental para prevenir la aparición de caries, y asegurarse siempre que no sea perjudicial para el esmalte. Para los pacientes que presentan algún tipo de padecimiento bucodental, el odontólogo debe determinar si es necesario también utilizar algún tipo de crema más adecuada a las distintas situaciones: dientes sensibles o encías delicadas.

Por otro lado, es posible realizar la limpieza dental con elementos naturales como el aceite de coco o aceites esenciales.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la cantidad de pasta que utilizamos al lavarnos los dientes. Lo ideal es colocar poca pasta en el cepillo, aproximadamente como la medida de un guisante.

El hilo dental, imprescindible

Otro elemento que a menudo no es muy utilizado por los pacientes es el hilo o seda dental. Es necesario hacer hincapié en que su uso es imprescindible para conseguir un nivel adecuado de higiene bucodental. El hilo dental ayuda a eliminar los restos de comida y bacterias que han quedado acumulados entre los dientes. Es decir, evita la aparición de caries interproximales y mantiene nuestras encías sanas.

Limpiador de lengua o raspador lingual

La lengua es donde se acumulan la mayoría de bacterias presentes en la boca, por ello es muy importante mantenerla higienizada. Si bien puede utilizarse el cepillo, existen también los raspadores linguales. Estos son aparatos diseñados especialmente para eliminar placa, bacterias y restos de alimentos depositados en la lengua.
 

El irrigador dental

Este emite un chorro de agua a presión para eliminar las bacterias. En un principio es complejo aprender a utilizarlo, pero es una de las mejores formas de mantener la boca limpia.

Cepillos interdentales o interproximales

Están hechos para introducir en el espacio que hay entre los dientes. En función de las necesidades de cada persona tienen diferentes tamaños y están indicados para quienes tienen pérdida de hueso por enfermedad periodontal y para portadores de ortodoncia fija.

Colutorio o enjuague bucal

Este puede ser un buen aliado, pero es necesario asegurarse que cumpla unas características determinadas. La boca no se compone solamente de encías, dientes y lengua, sino que existen otras zonas a las que solo podemos llegar enjuagándonos, así sea con agua. Hay muchos tipos de enjuagues bucales y depende de cada caso cuál es la mejor opción.

Tipos de colutorios:

- Enjuague bucal cosmético: este enmascara el problema del mal aliento durante unas horas, pero no lo mejora a largo plazo
- Enjuague bucal antibacterial: mata las bacterias, uno de los principales desencadenantes del mal aliento
- Colutorio antiséptico: elimina hongos, bacterias, protozoos y virus. Sin embargo, su exceso puede causar irritación por el alcohol
- Enjuague bucal anticaries: suele contener flúor, pero la mayoría son muy poco efectivos
- Colutorio para dientes y encías sensibles: está indicado en cualquier tipo de enfermedad periodontal y tiene bajo contenido en alcohol
- Colutorio infantil: casi no tiene alcohol ni flúor y se presente con distintos sabores para facilitar la utilización en niños
- Enjuague con clorhexidina: podría ser recetado por un odontólogo en casos de inflamación o infecciones localizadas. Además, puede ser utilizado después de intervenciones quirúrgicas en la boca como implantes dentales, tratamiento de encías o extracciones, entre otras.

Visitas regulares al dentista, muy importante

El último aspecto a tener en cuenta es que, por más que sigamos todos los pasos recomendados para la higiene bucodental, es imprescindible visitar al dentista regularmente. Solo así se puede controlar y prevenir el desarrollo de nuevas caries y otras enfermedades orales. Además, se debe realizar una limpieza profesional cada cierto tiempo: semestral, anual o bienal, dependiendo de cada paciente. Esta es la mejor manera de controlar el sarro y evitar el desarrollo de enfermedades periodontales.