La solución para el neuroma de Morton

Escrito por: Dr. Jorge Bernardos García
Publicado: | Actualizado: 14/01/2019
Editado por: Top Doctors®

Los expertos en Traumatología definen el neuroma de Morton como aquella patología en la que existe un atrapamiento de un nervio plantar, que se encuentra engrosado, bajo uno de los ligamentos intermetatarsianos. Dichos ligamentos son los que unen unos metatarsianos a otros, para que el pie no se abra durante la marcha.

El Neuroma de Morton consiste en un dolor en la almohadilla plantar

 

La sensibilidad de la planta del pie proviene de un nervio, el tibial posterior, que se ramifica a la altura del talón para dar varias ramas. Dichas ramas viajan por la planta del pie protegidas por los diferentes grupos musculares. A medida que se acercan a los dedos, se van ramificando y pierden la protección de la musculatura, lo que las hace más sensibles a agresiones mecánicas.

 

El origen del neuroma de Morton

Este problema se encuentra con más frecuencia en el sexo femenino, debido al tipo de calzado habitual en nuestra sociedad (puntera estrecha y tacón). La puntera estrecha comprime el antepie, provocando fricción entre los huesos y las partes blandas, y el tacón obliga a una dorsiflexión de los dedos, dejando descubiertas las cabezas metatarsianas durante la marcha. Esta fricción sobre el nervio en particular termina provocando el engrosamiento de este, apareciendo la sintomatología al haber un problema entre contenido (nervio engrosado) y continente (antepie “encerrado”).

 

El espacio intermetatarsiano más comúnmente afectado es el tercero (el localizado entre el 3º y 4º dedo), ya que la rama nerviosa de este espacio proviene de la fusión de dos ramificaciones previas, lo que, al ser algo más prominente, la hace más sensible a los problemas de espacio.

 

Signos y síntomas del neuroma de Morton

El neuroma de Morton consiste en un dolor en la almohadilla plantar (justo por debajo y detrás de los dedos) que los pacientes definen como “fino”. El dolor tiene un ritmo mecánico, lo que significa que duele al utilizar el pie o tener un calzado estrecho, y no en reposo. Característicamente aparece una sensación de calambre o quemazón que se irradia al 3º y 4º dedo.

 

Cómo se diagnostica el neuroma de Morton

Para diagnosticar el neuroma de Morton nos valemos de pruebas que provoquen dolor en el paciente, como la compresión de la paleta metatarsiana (se abrazan todos los metatarsianos con una mano y se aprieta, mientras que con la otra palpamos el espacio intermetatarsiano por arriba y por abajo). De esta manera provocamos dolor y, a veces, podemos percibir un “click”, que no es otra cosa que el resalte del neuroma al resbalar entre las cabezas de los huesos.

 

Las pruebas más utilizadas para el apoyo diagnóstico pero que nunca deben prevalecer sobre la exploración clínica, son la ecografía y la resonancia nuclear magnética. La ecografía tiene la ventaja de que es una prueba dinámica, y se puede detectar la migración del neuroma mediante determinadas maniobras.

 

Tratamiento para el neuroma de Morton

El tratamiento del neuroma de Morton se establece normalmente en varias etapas de menor a mayor agresividad.

 

La primera fase consiste en medidas sintomáticas y adecuación del calzado, es decir, usar un zapato de puntera ancha para no comprimir el pie, y realizar tratamiento farmacológico, mediante antiinflamatorios o antineuríticos, como la pregabalina. Los antiinflamatorios buscan disminuir la inflamación concomitante que suele haber en estos procesos en forma de bursitis (las bursas son pequeñas almohadillas que hay en el cuerpo para evitar roces entre estructuras). Los antineuríticos buscan modular la respuesta nerviosa, es decir, modificar la intensidad con la que el nervio transmite su señal de dolor.

 

Tratamiento ortésico: se deben usar unas plantillas que cubran toda la suela del pie y que, como medida especial, tengan una barra retrocapital, es decir, una pequeña elevación justo por detrás del apoyo de la base de los dedos. Esta medida busca retrasar el punto de presión plantar y descargar así la zona en la que el neuroma es comprimido.

 

Infiltraciones: se realiza una inyección de corticoide y anestésico local, en el espacio interdigital afectado. Con esto se busca disminuir la inflamación alrededor de la lesión (igual que los antiinflamatorios, pero de un modo más directo). La mejoría suele tener una duración limitada y variable pero, en ciertos casos, puede ser resolutivo.

 

Tratamiento quirúrgico: como última opción se puede optar por la cirugía. En este campo hay dos alternativas principales.
 

  • Retinaculotomía: consiste en la sección del ligamento intermetatarsiano del espacio afectado mediante un abordaje endoscópico. Esto abre dicho espacio, evita que el ligamento se tense y elimina la compresión sobre el neuroma. No se realiza ninguna acción sobre el propio nervio. Una clave de esta cirugía está en andar desde el primer día, para ir abriendo el espacio con el peso del cuerpo.
     
  • Extirpación: a través de un abordaje por la parte de arriba del pie se identifica el nervio afectado y se elimina, hasta llegar a una zona del nervio más próxima, con tejido sano. Esto elimina por completo la sintomatología, pero deja una zona de sensibilidad alterada (parestesias) en la zona de piel dependiente del nervio resecado. Los paciente refieren esta sensación como “acorchamiento”.

 

Conclusiones sobre el neuroma de Morton

El neuroma de Morton es una patología con una prevalencia importante en nuestra sociedad debido, principalmente, a la mala higiene en el calzado que se utiliza a diario (tacones y punta estrecha en mujeres, horma rígida en varones), que, sin ser grave, puede llegar a ser muy limitante.

 

Las alternativas de tratamiento son variadas y es recomendable someterse a ellas de forma escalonada. Es decir, primero las menos agresivas, terminando en quirófano, si se requiere, siempre y cuando todos los tratamientos previos hayan fallado.

 

Sin embargo, es necesario un diagnóstico certero, ya que el neuroma de Morton, a pesar de su sintomatología característica (calambrazo) puede, a veces, confundirse con otras patologías (inestabilidad de la articulación metatarsofalángica, fractura de estrés metatarsiana…).

 

Por Dr. Jorge Bernardos García
Traumatología

El Dr. Bernardos García es un reconocido especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica, con una amplia trayectoria en el tratamiento del pie y tobillo. En su trayectoria profesional ha ejercido como especialista traumatólogo y cirujano ortopédico en diversos centros médicos y hospitalarios de prestigio, y actualmente atiende a sus pacientes en ISMEC. Además, el Dr. Bernardos García pertenece a las sociedades médicas de su especialidad más importantes a nivel nacional.

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