Controlando los síntomas del síndrome de intestino irritable

Escrito por: Dr. Enrique de Madaria Pascual
Publicado:
Editado por: Marga Marquès Gener

La comida que tomamos viaja por dentro del cuerpo humano por un sistema de tubos: el tracto digestivo. Como ya vimos, nada más tragar la comida, ésta pasa al esófago, que transporta la comida a través del pecho, hasta el estómago, en la parte alta de la barriga. También comentamos previamente que en el estómago empieza la digestión, con el ácido gástrico y la pepsina, una enzima, una sustancia que digiere las proteínas.

 

A partir del estómago, el tubo digestivo se llama intestino. En él se acaban de digerir los alimentos y empiezan a absorberse, a pasar del interior de este tubo, a la sangre para repartir por todo el cuerpo los alimentos y el agua ingeridos.

 

El intestino delgado es un tubo de menor diámetro, con una superficie interna con vellosidades, con pliegues repletos de células que acaban de digerir la comida y la absorben. Mide 9 metros y gracias a él la mayor parte de los nutrientes pasan a nuestro cuerpo. Tras éste, tenemos el intestino grueso o colon, de mayor calibre, que acaba de absorber el agua del contenido que queda, los desechos que no hemos absorbido.

 

Además, en el colon viven infinidad de bacterias y otros microorganismos, que se alimentan de estos desechos que no hemos asimilado. Gracias a su acción aún podemos aprovechar algunos alimentos.

 

Uno de los síntomas más comunes del síndrome
del intestino irritable es el dolor abdominal

 

Los problemas del intestino con frecuencia se asocian a tres síntomas muy comunes en las personas:

  • El dolor abdominal.
  • La diarrea (heces con un importante contenido en agua, más blandas de lo normal o líquidas).
  • El estreñimiento (heces duras, o deposiciones infrecuentes o que cuesta evacuarlas).

 

Estos son precisamente los síntomas de uno de los problemas de barriga más frecuentes, el síndrome de intestino irritable (SII).

 

El SII es un problema crónico muy frecuente, lo padecen 1 a 2 de cada 10 personas y se caracteriza por dolor abdominal que se asocia a cambios en la consistencia de las heces, ya sea diarrea, estreñimiento o ambos. No es un SII una diarrea que nos dura unos días tras comer algo contaminado o tener estreñimiento en un viaje, debe ser crónico (a largo plazo), tener dolor abdominal y que este coincida con estreñimiento y/o diarrea.

 

Hay gente en la que predomina la diarrea o el estreñimiento y otros que hay épocas que tiene uno u otro. La intensidad de estos síntomas es muy variable, desde casos leves que interfieren poco con la calidad de vida y se llevan bien, a síntomas intensos que se asocian a bajas laborales, no disfrutar del tiempo libre, en definitiva, que empeoran la calidad de vida.

 

¿Por qué hay gente con estas molestias?

No se sabe con certeza, y lo que parece claro es que no hay una única causa que explique todos los casos. Se ha visto que algunas personas desarrollan SII tras una gastroenteritis aguda bacteriana o vírica: tienen una diarrea intensa por una infección, y se quedan con molestias crónicas a partir de ello.

 

En otros casos, se ha detectado que el intestino tiene una mayor sensibilidad al dolor, por ejemplo, que en presencia de una cantidad de gas que en alguien que no padece esta enfermedad no produciría síntomas, les produce dolor. Esto se llama hipersensibilidad visceral, mayor sensibilidad de las tripas, vamos. Hay estudios que muestran pequeños cambios inflamatorios al microscopio en el intestino en algunas personas con SII. En otros pacientes se han detectado espasmos en el intestino que producen molestias.

 

Por último, hay cierta relación entre lo que comemos y las molestias, pero de nuevo, ni podemos prevenir todos los síntomas controlando lo que comemos, ni todos los síntomas se explican por la composición de la comida. Muchos pacientes empeoran con alimentos que producen gas, como los alimentos ricos en fibra, la leche o las legumbres, pero quitar alimentos sin el asesoramiento de un médico y un nutricionista no es recomendable.

 

Hay una teoría que propone que algunas pacientes tienen síntomas por no absorber ciertos carbohidratos de la comida, los FODMAPs y que, al llegar al intestino sin ser absorbidos, producen molestias. En cualquier caso, dietas muy restrictivas raramente mejoran al 100% a los pacientes con SII y en ocasiones son peligrosas.

 

Se está empezando a estudiar la relación entre la microbiota, los gérmenes que tenemos en el intestino y esta enfermedad. Se ha visto que algunos pacientes tienen sobrecrecimiento bacteriano, que es la presencia de abundantes bacterias en el intestino delgado, que es una zona normalmente con una carga de bacterias muy baja.  Por último, muchas veces tanto el dolor como los cambios en las deposiciones empeoran con el estrés, por ejemplo, aquellas personas que cuando están en periodos de exámenes tienen diarrea y molestias.

 

¿Cómo se diagnostica el SII?

El diagnóstico de SII se basa sobre todo en tener síntomas típicos de esta enfermedad, la presencia de dolor abdominal asociados a cambios en la frecuencia y/o forma de las heces. No hay ninguna prueba médica que diagnostique con certeza el SII, al contrario, lo que hacemos es descartar otras enfermedades con síntomas parecidos, por ejemplo, que el paciente tenga una alergia al gluten, intolerancia a la lactosa o fructosa, infecciones, enfermedades como el Crohn y la colitis ulcerosa, problemas de tiroides…

 

Una analítica de sangre y descartar infecciones en las heces suele ser el primer paso, además de la calprotectina fecal, una sustancia que se eleva en las heces si hay inflamación, y que es normal en el SII. Los test de aliento analizan los gases que expulsamos al soplar en un tubito tras tomar diferentes sustancias y son útiles en ver la intolerancia a lactosa, fructosa, o el sobrecrecimiento bacteriano.

 

Es importante reseñar que no todo el mundo con SII necesita un estudio con endoscopia, eso lo decide el médico tras evaluar el caso. Hay algunos síntomas que hacen precisa una endoscopia, al ser necesario descartar enfermedades de importancia, como la presencia de sangre en las heces, diarrea nocturna, dolor abdominal progresivo o pérdida de peso. En cualquier caso, las pruebas a pedir las debe determinar un médico basado en los síntomas y signos del paciente.

 

El tratamiento del SII en ocasiones no es fácil. Hay gente que mejora bastante con el tratamiento, y otras que no tanto y que pueden sentirse decepcionadas. No hay ninguna fórmula mágica, y en la mayoría de pacientes probamos diferentes estrategias, viendo cual funciona mejor. El ejercicio físico suele ser positivo.

 

Dieta recomendada en pacientes con SII

Los pacientes que más se benefician de las dietas son aquellos que padecen intolerancias a la lactosa, fructosa o alergia al gluten, y estas son enfermedades diferentes del SII. Algunos pacientes sin intolerancias de este tipo mejoran con dietas sin leche, otros con dietas libres de esos hidratos de carbono que comentábamos, los FODMAPS, una minoría pueden mejorar sin gluten sin tener una enfermedad celíaca, aunque esto es polémico y a veces es más el efecto placebo, el creer que van a mejorar los síntomas con una dieta sin gluten que el verdadero efecto de quitar este componente tan importante de nuestra alimentación.

 

La fibra y otros alimentos que producen gas suele empeorar con frecuencia las molestias del SII particularmente en aquellos con diarrea, pero en ocasiones es útil la fibra en el estreñimiento. La decisión de retirar alimentos como hemos dicho debe basarse en consejos de médicos y nutricionistas.

 

Medicinas

Las medicinas es mejor reservarlas para síntomas intensos y su efectividad en ocasiones es pequeña. Hay pacientes que mejoran con medicinas que alivian los espasmos intestinales, otros con medicinas que promueven el movimiento del intestino.

 

El dolor puede mejorar con fármacos antidepresivos al modular la sensibilidad intestinal al dolor. Antidiarreicos y laxantes son útiles para tratar diarrea y estreñimiento. Los antibióticos pueden mejorar a algunos pacientes, sobre todo si hay sobrecrecimiento bacteriano intestinal.

Por Dr. Enrique de Madaria Pascual
Aparato digestivo

El Dr. Enrique de Madaria Pascual es un prestigioso especialista en Aparato Digestivo. Cuenta con más de 20 años de experiencia en la profesión y una extensa formación en distintos ámbitos de la especialidad. Fue Presidente de la Asociación Española de Gastroenterología (AEG) y Presidente de la Asociación Española de Pancreatología (AESPANC). Es un experto internacionalmente reconocido en enfermedades biliares y pancreáticas, con conferencias invitadas en centros de prestigio como el Hospital Johns Hopkins (Baltimore, EEUU), la Clínica Mayo (Rochester, EEUU), Cleveland Clinic (Cleveland, EEUU) y Harvard Medical School (Boston, EEUU). Es co-director del curso de la Universidad de Harvard (Harvard Medical School, Boston, EEUU) "Management of Pancreatic Disorders for the Practicing Clinician". 

Gran experiencia en pancreatitis aguda, pancreatitis crónica, quistes de páncreas, diagnóstico del cáncer de páncreas y enfermedades de la vía biliar, entre otros tratamientos y patologías. Es autor de más de 100 artículos científicos, incluyendo estudios en revistas de prestigio como The New England Journal of Medicine, Nature Reviews in Gastroenterology and Hepatology y Lancet Gastroenterology and Hepatology, así como de varios libros y capítulos de libro sobre enfermedades digestivas. Premio europeo al liderazgo en investigación United European Gastroenterology Rising Star Award 2017, y el premio United European Gastroenterology Research Prize 2024 (el premio europeo más prestigioso de investigación en aparato digestivo). También ha sido galardonado con el Top Doctors Award 2023 y ha sido clasificado entre los 10 mejores especialistas de aparato digestivo españoles por el Ranking MRS-Merco 2023. 

Licenciado en Medicina por la Universidad Miguel Hernández de Elche, se especializó en Aparato Digestivo en el Hospital General Universitario de Alicante. Además, es Doctor en Medicina por la Universidad Miguel Hernández de Elche y tiene un Máster en Estadística en Ciencias de la Salud por la Universidad Autónoma de Barcelona y un Máster en Emergencias Gastroenterológicas y Hepatobiliares por la UDIMA. A lo largo de su trayectoria profesional, ha combinado su labor asistencial con la investigación y la docencia, siendo Profesor Asociado de Aparato Digestivo en la Facultad de Medicina de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Fundador de la Carrera de las Ciudades Contra el Cáncer de Páncreas para fomentar la investigación contra este tumor.

En la actualidad, ejerce como gastroenterólogo en la Policlínica Quironsalud de Alicante.

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